Caja de herramientas

Te invito a pensar un momento en los elementos que contiene una caja de herramientas. Lo primero que puedes pensar es en su cantidad pues, efectivamente, son variados; cada uno con una utilidad específica. Dicho sea de paso, puedes acceder a esos elementos fácilmente – si recuerdas donde dejaste la caja -. En caso de que requieras un elemento que no está en tu caja, puedes acudir a tus amigos o vecinos generosos, para que te lo presten durante el tiempo que requiere la realización de la tarea.

De esa forma también operan nuestros talentos y capacidades. Sabemos que tenemos algunos y que podemos disponer de ellos o adquirirlos si los necesitamos, a veces olvidamos que los tenemos o simplemente no hemos tomado conciencia de su utilidad.  Expertos en neurolingüística señalan que caminar o hablar, son habilidades que adquirimos sin saber jamás cómo lo hicimos, pero otras cosas como patinar, tocar un instrumento o usar un computador, las aprendimos de manera consciente.

Vemos en diferentes portales de recursos humanos, como la actitud es importante para el aprendizaje, y es cierto, las organizaciones dan valor a la actitud porque les indica que el candidato presente en una entrevista tiene buena disposición para adquirir habilidades acordes con su empresa.

Aunque te asombre, la actitud también se puede aprender, si existe: la intención, el conocimiento mínimo necesario y la oportunidad. Los expertos en neurociencias afirman que puedes hacer algo muy bien si encuentras a un experto y prestas atención a los niveles de experiencia que usa al hacer aquello que tú quieres hacer o ser.  Esa forma de hacer las cosas o representar la forma en que interactuamos con el mundo, se conoce como niveles lógicos.

Para ser experto en conducción, por ejemplo, tienes que superar diferentes etapas: la primera es conocer los elementos con lo que se mueve un automóvil, después vendrá la práctica combinando eso que sabes, con el carro en movimiento y enfrentando el tráfico. En tus primeras lecciones de manejo tendrás que recordar la forma adecuada de emplear la cabrilla y pedales para que no se apague el motor, al cabo de unos meses ya podrás conducir sin sudar y más tarde, con los años, serás hábil al volante y hasta enseñar a los demás lo que aprendiste. Si te apasiona la velocidad, puedes fijarte en los corredores de la Fórmula 1 e imitar el estilo de algunos, eso sí, guardando las proporciones y las normativas locales, para que no te saquen bandera amarilla.

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